Pelayos del Arroyo: un enigma apocalíptico llamado San Vicente


A pesar de su cercanía a Sotosalbos, las modificaciones efectuadas a lo largo del tiempo, no permiten disfrutar de ésta iglesia de San Vicente, situada en Pelayos del Arroyo, bajo la perspectiva de admirar el templo de hermosas proporciones que realmente fue en sus orígenes. Sobre todo, desde el punto de vista de que en algún momento histórico, perdió la galería porticada -sustituída por un porche-, que se supone tuvo, a juzgar por los restos de arranque que aún se pueden vislumbrar. Y no obstante, salvaguardando esta circunstancia, no se puede decir, en absoluto, que la imagen actual no tenga cierto encanto y aún conserve, si no todos, sí al menos, algunos de sus ancestrales misterios.
Situada, como digo, entre Sotosalbos -recordemos su imponente iglesia románica, dedicada a la figura de San Miguel- y de otra pequeña población, que llevando por nombre La Cuesta, tiene una iglesia, románica también, dedicada a una figura no menos interesante, como es la de ese curioso santo de los caminos, gigante y portador de esa Sophia, comparativamente hablando, en la figura del Niño, que es San Cristóbal (1), Pelayos del Arroyo conserva, dentro del ámbito de influencia de su templo, elementos significativos que podrían inducir a ciertas comparaciones, cuando menos sospechosas. Como en la gran mayoría de templos de características similares, no hay, o al menos yo no conozco, es cierto, documentación histórica que avale la pertenencia, o en su defecto, la presencia del Temple en el lugar. Pero sí creo interesante, no obstante, dejarse llevar, a priori, por elementos que vamos a describir a continuación, dentro de su circunstancialidad, teniendo siempre presente la importante labor repobladora que las Órdenes Militares, y en particular, la Orden del Temple, realizaron durante ese fascinante periodo histórico conocido como la Reconquista. Labor que a su vez, permitía a los monarcas asegurar su retaguardia, cortando la amenaza de los nobles, generalmente, levantiscos y en muchas ocasiones, poco de fiar. Una buena prueba de ello, podríamos encontrarla en Cantalejo y su hoy casi irreconocible ermita de la Virgen del Pinar, por mencionar un tema de debate alejado del que quizás sea el lugar de la provincia que más suspicacias y más discusión genera entre historiadores e investigadores: la iglesia de la Vera Cruz.
A diferencia de ésta, en la iglesia de San Vicente sí encontramos -y entro en materia- un elemento significativo, cuya presencia, como aventuraba, coincide con algunos lugares atribuídos tradicionalmente a los templarios. Se trata, de un magnífico capitel, localizado en los arcosolios cercanos al ábside que, conocido generalmente como la despedida del caballero, muestra, en realidad, lo que se ha dado en llamar un Caballero del Apocalipsis, también conocido como Caballero Cygnatus o del Cisne (2) -detalle significativo- de las tradiciones celtas. Como su homónimo, el caballero que se localiza también en un capitel interior, cercano al ábside, en la iglesia de Santa María la Mayor, en el pueblecito burgalés de Aguilar de Bureba, o aquél otro, magnífico, no sólo por su calidad, sino también por su longitud, detalle por el que podría merecer el calificativo de pequeña escultura, que se localiza cerca del pórtico principal de acceso a la Colegiata de Armentia, en Vitoria, provincia de Álava. De considerables proporciones también, e idéntica simbología, es aquél otro caballero apocalíptico esculpido en el pórtico principal de la iglesia de Santa María del Camino o de las Victorias, en Carrión de los Condes, provincia de Palencia (3), siendo también mencionable el que se localiza en un capitel de la torre de la Colegiata de San Pedro de Cervatos, en Cantabria. E incluso mencionable, no sólo por su calidad, sino porque aún de diferente manera representa otra supuesta despedida del caballero, con beso románico incluído, contando con todos los elementos simbólicos, incluída el ave -en este caso, curiosamente un halcón- en varias escenas, sería la secuencia de capiteles que se encuentran en el lado izquierdo del pórtico de acceso a la iglesia del monasterio de San Pedro, en Villanueva de Cangas, situado en el concejo asturiano de Cangas de Onís, a escasos kilómetros de distancia del Santuario de la Virgen de Covadonga (4).
Como podemos observar, ejemplos hay muchos; y en todos ellos, generalmente, siempre hay algo -una leyenda, una crónica, unos símbolos determinados, unas advocaciones, y otros detalles- que de alguna manera, tienen que ver con el Temple. El simbolismo del Caballero Cygnatus celta, reconvertido en el Caballero del Apocalipsis de la tradición, es compleja pero a la vez, sumamente interesante. En términos generales, y comparativamente hablando, representaría lo mismo que los ángeles con trompetas consignados en el Apocalipsis de San Juan. Es decir, señalarían la culminación de un ciclo y el comienzo de otro nuevo. Su terrible visión apocalíptica, desde el punto de vista popular de la época, supondría el anunciamiento del fin del mundo y el advenimiento del Juicio Final. Pero desde otro punto de vista, no menos simbólico, supondría por decirlo de alguna manera, el fin de una religión y el nacimiento de otra nueva, en este caso, el Cristianismo. Este tema, también quedaría excelentemente representado en la catedral de Huesca, en cuyo pórtico principal, una Virgen con Niño, erguida y de piedra -representativa de la Nueva Religión- tiene como pedestal una anciana encorvada y fea que, por defecto, representaría la Antigua Religión, las viejas creencias y cultos, considerados desde entonces como paganos.
Pero si este tema resulta fascinante y puede guardar cierta relación con los templarios, no menos fascinantes, son los restos de pinturas que se localizan en su interior. En ellas, aparte del martirio de San Vicente, santo bajo cuya advocación se encuentra la iglesia, hay una escena del combate entre un caballero cristiano -¿templario?- y otro caballero musulmán, como se aprecia en la fotografía que se encuentra al principio de la presente entrada. Una escena, que en parte, recuerda aquéllas otras magníficas secuencias que se localizan en la capilla templaria de Cressac, en Saint-Gilles (Charente, Francia) donde, además, se localiza, pintado también, el tema que se ha venido desarrollando hasta el momento: el Caballero del Apocalipsis (5). Completan las escenas, dos figuras, a la derecha de los caballeros en liza, con cierto tufillo heterodoxo, en esa flauta o caramillo que está tocando una de ellas -recordemos, por ejemplo, las fiestas en honor a Baco (6)- y a la izquierda, una curiosa representación que muestra a un centauro disparando su arco contra un ciervo, animal sagrado, representativo del alma y en ocasiones, también de Jesucristo, la humanidad de cuyo rostro recuerda aquélla famosa representación paleolítica que reproduce a un brujo o chamán disfrazado de animal, descubierto en las cuevas de Trois Fréres, en Ariege, Francia.
Templaria o no, lo que es cierto, es que ésta iglesia de San Vicente, en Pelayos del Arroyo, contiene los suficientes elementos simbólicos y mistéricos, como para que un estudio pormenorizado, resulte poco menos que una fascinante aventura.
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(1) Merece la pena visitar esta iglesia de San Cristóbal, puesto que aún conserva buena parte de su románico original, e intentar acceder al interior de la nave, donde, aparte de los detalles contenidos en sus retablos y algunas otras piezas que pueden llamarnos la atención, conserva parte de las pinturas que decoraban originalmente sus muros. Aunque muy desgastadas, también es cierto, consisten éstas en una Santa Cena y una representación de San Cristobalón -como le dicen por allí- que de alguna manera, recuerda aquélla otra que se conserva en la iglesia de San Martín, en Rejas de San Esteban, Soria. Como dato anecdótico, puede resultar interesante añadir que así mismo en Soria, a unos ocho ó diez kilómetros de San Pedro Manrique, en las Tierras Altas, se localiza otro pueblo que se llama igualmente La Cuesta, prácticamente despoblado y con la iglesia en ruinas, donde se custodió, en tiempos, una reliquia similar al Manto de la Verónica -un Santo Rostro-, con fama de muy milagrero, actualmente en paradero desconocido.
(2) Ciertamente, este dato recuerda al ciclo griálico arturiano en la figura de Lohengrin, el Caballero del Cisne, y también a ese juego iniciático representativa del Camino de Santiago, que es el Juego de la Oca, así como a las cofradías de canteros medievales, algunas de las cuales dejaron grabado en los sillares de numerosos templos, una marca de reconocimiento muy conocida, denominada como Pata de Oca, cuyos orígenes se remontan, cuando menos, al alfabeto rúnico (futhark) y a su singular Runa de la Vida. Forma, además, representativa de los denominados Cristos dolorosos renanos, uno de cuyos ejemplares más conocidos y venerados, se localiza en Puente la Reina, provincia de Navarra, en la que fuera iglesia templaria de Santa María de los Huertos, hoy día conocida como Iglesia del Crucifijo.
(3) Recordemos, que muy cerca de Carrión de los Condes, se encuentra la localidad de Villalcázar de Sirga, donde hubo una importante encomienda templaria, de la cual sobreviven la imponente iglesia de Santa María la Blanca, famosa por sus milagros y por las Cantigas del rey Alfonso X el Sabio, así como también las antiguas dependencias del hospital del Temple, actualmente reconvertido en mesón-restaurante, muy frecuentado, todo sea dicho de paso, por visitantes y peregrinos. Siempre ha generado dudas cuál de las iglesias de Carrión, era templaria, barajándose dos posibilidades: la iglesia de Santa María del Camino o de las Victorias, o la iglesia de Santiago -en opinión de Madoz- hoy día reconvertida en museo diocesano, y cuya portada reproduce el excelente Pantocrátor y los apóstoles, cuya temática, posiblemente más elaborada, se localiza también en el templo de San Juan Bautista, en Moarves de Ojeda. También en Carrión de los Condes, en la portada románica que da acceso a la iglesia del antiguo monasterio de San Zoilo -hoy día, reconvertido en hotel- se puede observar otro curioso caballero, que podría muy bien continuar la tradición de caballeros apocalípticos que se viene comentando.
(4) Como en el caso del monasterio palentino de San Zoilo, en Carrión de los Condes, este monasterio de San Pedro, en Villanueva de Cangas, fue reconvertido en Parador Nacional de Turismo, conservando su iglesia románica, unos excelentes e interesantisimos capiteles, no sólo en el mencionado pórtico de acceso, sino también en su interior, así como unos no menos simbólicos y destacables canecillos, cuya simbología daría por sí sola para un estudio. Con referencia al capitel mencionado de la despedida del caballero, la tradición suele identificarlo con la partida de caza del rey Favila, aquél que, según las crónicas, fue muerto por un animal, cuyo simbolismo tampoco desmerece, sino que alienta a la especulación: un oso.
(5) Con algunas fotografías originales y excelentemente desarrollado, recomiendo a todo lector interesado, la lectura del libro de Rafael Alarcón Herrera, 'La estirpe de Lucifer. Los santos templarios y el Grial', Ediciones Robinbook, S.L., 2006, páginas 206-207.
(6) Dios del vino y los Antiguos Misterios, como Dioniso. Resulta curioso comprobar que San Vicente, martirizado en Valencia en el año 304 ó 305, durante la persecución de Diocleciano y Maximino, haya sido declarado también patrón de los viticultores, por razonos que se desconocen, celebrándose su fiesta el 22 de enero. Al menos, este dato lo consignan Angel Bornos y Eva Prin, en su libro 'Los santos más populares. Diccionario práctico', Ediciones Robinbook, S.L., Barcelona, 2007, páginas 247-248.

Comentarios

Alkaest ha dicho que…
Por lo que pudiera valer, te indico que en la capilla templaria de Cressac (Francia), aparecen caballeros templarios luchando en Palestina, semejantes a estos.
Y en la capilla del Temple en Montsaunes (Francia), figura también un centauro cazando...

Salud y fraternidad.
juancar347 ha dicho que…
Hola, Magister
Aprovecho antes de iniciar viaje, para agradecerte este comentario. Para mí vale mucho, porque viniendo precisamente de ti, me confirma que mis sospechas pueden tener sentido. Como digo en la entrada, estos lugares cercanos a Sotosalbos, creo que merecen un vistazo más profundo. Y la presencia aquí de esas pinturas, junto con el caballero apocalíptico y algunos otros detalles que se pueden ver en los vídeos...En fin, que cuando el río suena...Un fuerte abrazo
Alkaest ha dicho que…
Pues buen viaje y... ¡Buena caza!
Que tú, cuando te lanzas a los caminos no es para ver volar los pajaritos, sino para realizar cuantos disparos puedas, fotográficos claro, y no a las aves canoras, sino a los monstruos del bestiario románico.
Y ya sabes, "templario que vuela, a la cazuela"

Salud y fraternidad.

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