domingo, 4 de octubre de 2009

San Polo y San Saturio

Monasterio de San Polo

No resulta fácil hablar de San Polo, sin rememorar esa vertiente romántica que sobre el lugar legaron a la posteridad escritores como Gustavo Adolfo Bécquer. Si bien éste situó en la margen derecha del Duero su terrorífica leyenda El Monte de las Ánimas, es a este lado izquierdo, y en concreto, en las cercanías de una cruceta pétrea situada inmediatamente después de la casa de los actuales propietarios del lugar, donde tuvo a bien idear el escenario ideal en el que habría de desarrollarse otra de sus conocidas leyendas: El rayo de luna.


Lejos de discrepancias relativas a su autoría, como sucede con numerosos lugares, y sin ir más lejos, con el vecino monasterio de San Juan de Duero, tanto los historiadores como los investigadores, no parecen albergar duda alguna en cuanto a su origen y la naturaleza de sus antiguos moradores: templarios.

Fundada alrededor del año 1118 por Hugo de Payns y otros ocho caballeros, la de la Orden del Temple resulta, más que una historia, propiamente dicha, una aventura fascinante, capaz de mantener el interés y las expectativas vigentes a lo largo de los siglos.

Los historiadores sitúan su edificación a comienzos del siglo XIII, siendo el románico y el gótico los estilos que caracterizan este desacralizado monasterio.


Ermita de San Saturio

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viernes, 2 de octubre de 2009

Cristos Templarios

Iglesia de San Juan de Rabanera

Insiste la tradición, en que éste Cristo perteneció en tiempos al monasterio templario de San Polo. Actualmente preside el altar de la iglesia románica de San Juan de Rabanera, cuya magnífica portada se reaprovechó de la malograda y cercana iglesia de San Nicolás. A este Cristo, se le asocia una leyenda muy conocida en Soria: la del Cristo Cillerero. Como particularidad, añadir que la cruz tiene la forma de ramas de árbol, semejante a la figura Crística denominada El Árbol, expuesta en la parroquia de San Andrés, en Torres del Río, Navarra.




Ágreda: Santuario de Nª Sª de los Milagros

Ésta figura Crística, cuyo tronco sigue la tradición de los Cristos de San Juan de Rabanera y de Torres del Río, se encuentra expuesta en el interior del santuario mariano de la Virgen de los Milagros, en Ágreda, población situada a la vera del Moncayo, y hermanada en la actualidad con Nuevo México en base a las famosas bilocaciones de Sor María Jesús de Ágreda. Se comenta que a las afueras de la ciudad, existió en tiempos un convento templario, cuyas ruinas fueron reaprovechadas, construyéndose un centro para la juventud. Al parecer, este curioso Cristo procedía de allí. Es de reseñar, las laceraciones de los latigazos, apreciables por todo su cuerpo, incluso las piernas, ofreciendo una sensación estremecedora del martirio recibido.



Ucero: iglesia de San Juan Bautista

A diferencia de los anteriores, el Cristo que se expone en una de las capillas de la iglesia parroquial de San Juan Bautista, en Ucero, tiene un madero normal y corriente, pintado de negro. En sus piernas, se aprecian marcas de latigazos, aunque no en la cantidad que se pueden apreciar en el Cristo de Ágreda. Según me comentó uno de los guardas del Cañón, este Cristo perteneció a los templarios que ocuparon el cercano castillo. Es una de las numerosas maravillas que se guardan en esta iglesia, entre ellas la denominada Virgen de Santa Bárbara, de piedra y uno de los pies palmeados, que también se encontró en la cisterna del castillo, así como la imagen románica de la denominada Virgen de Villavieja, procedente de la ermita derruida de igual nombre, situada junto al cementerio municipal. El faldón, al igual que el del Cristo de San Juan de Rabanera, es negro, y en la cabeza, en lugar de una corona de espinas, muestra una especie de lazo hecho con cuerdas.