domingo, 11 de enero de 2015

El Castelo de Pambre


Uno de los castillos más singulares de la provincia de Lugo, no es otro que este arcano Castelo de Pambre. Una de las particularidades que lo hacen de alguna manera más especial, quizás, que al resto, es la de haber sido el único Castelo que resistió los terribles embites de la revuelta Irmandiña. También resulta un hecho destacable, su cercanía a la senda trazada por el Camino Francés. En efecto, al igual que la magnífica iglesia de San Salvador de Vilar de Donas -en realidad, no es mucha la distancia que lo separa de ella-, el Castelo de Pambre queda fuera del Camino, por una insignificante distancia -como ocurre con Vilar de Donas-, que no supera los cinco kilómetros. Perteneciente al municipio de Palas de Rei, no hay constancia de que fuera alguna vez ocupado por los milites d'Hierusalem -como así se denomina en varios manuscritos a los templarios en Galicia-, aunque sí hay constancia de que éstos anduvieron por estos lares, sabiéndose que tuvieron, cuando menos, una casa, además de algunas tierras, cabiendo, así mismo la posibilidad de que alguno de los pequeños templos románicos situados de camino al Castelo -un ejemplo, podrían ser los de San Cibrao y San Xusto, donde ambos lucen en el tímpano similar crismón, tienen sepulturas anónimas y en el caso del primero, incluye una curiosa cruz de tipo patriarcal-, les hubiera pertenecido en algún momento de su historia.
 
La distancia entre Palas de Rei y Melide, ésta última población, como conocen bien los peregrinos, ya dentro de la vecina provincia de La Coruña, es de apenas 38 kilómetros; y en ésta última, se tiene la sospecha de que también pudiera haber sido de ellos, la iglesia de Santa María, situada en los extrarradios de la población. De comprobarse fehacientemente estos datos algún día, con documentación que los avale, no harían, si no confirmar, esa función que los definió como los verdaderos custodios del Camino que en realidad fueron. Independientemente de ello, lo que sí es cierto, también, es que el Castelo de Pambre es un lugar sorprendente y como ocurre con Vilar de Donas o con la no muy lejana Santa Eulalia de Bóveda, muchos son los peregrinos que aciertan desviándose unos kilómetros de su ruta original para visitar unos lugares que han de considerar imprescindibles en los avatares de su aventura personal.