Cantalejo, curiosamente, es una de las pocas poblaciones segovianas que no destaca precisamente por su románico, a excepción, por supuesto, de ésta ermita de la Virgen del Pinar, que la tradición popular atribuye de siempre a los templarios quienes, por otra parte, parece ser que trajeron colonos de otras regiones, a medida que se iban conquistando territorios a los moros.
Salta a la vista, que la iglesia ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo de diferentes épocas, aunque ha sido en la última, llevada a cabo en el siglo XX, la más desastrosa de todas, cuando, a instancias del clero, se decidió añadir una capa de ladrillos que desvirtúa, en grado sumo, su primitiva sobriedad románica, dándole un aspecto de total desmerecimiento.