Rastreando el Signum: Morón de Almazán


En algunos foros de Internet, de manera simbólica e identificativa, lo denominan ‘Lignum Crucis’, basándose en el detalle de que, en el templo donde se localiza, hay o hubo en tiempos, un fragmento de madera de la Vera Cruz. Hay también personas que, por sus características, observan en él lo que podría ser una posible ‘marca-crismón’. Yo prefiero denominarlo, simple y temporalmente, ‘Signum’. Resulta evidente que su autoría y su posible significado, se pierden, de momento, en los abismos insondables de la Historia y en los universos paradigmáticos relacionados con los símbolos y su interpretación, a que tan aficionados eran nuestros ancestros desde el alba de los tiempos.
La primera vez que me tropecé con él, recuerdo que fue en el verano del año 2007, cuando apenas comenzaba a descubrir la provincia de Soria y sus numerosos atractivos. Era, de hecho, también la primera vez que pasaba por un curioso pueblecito, Andaluz, y por defecto, admiraba su imponente iglesia románica del siglo XII, dedicada a la figura del Arcángel San Miguel. Como en muchos otros casos, no hay –o al menos, yo no conozco su existencia, lo cual sería más atinado decir- documentación histórica que avale no sólo la autoría del templo, sino también la presencia en el lugar, de una orden de monjes-guerreros tristemente famosa, y a la vez, terriblemente escurridiza: la Orden del Temple. Y no obstante, como en numerosos lugares de la Península Ibérica –demasiados, diría yo- tanto en los muros de ésta iglesia, como en aquellos otros que delimitan el cementerio aledaño, se localizan varias estelas funerarias que lucen la singular, y a la vez corriente forma, de la cruz paté. Precisamente, el tipo de cruz más utilizada y conocida de todas aquellas que, con mayor o menor devoción, utilizaron los caballeros templarios.
El Signum, que se muestra en la fotografía que complementa la presente entrada, se localiza en el pórtico principal, en el lado de la izquierda, según uno se sitúa frente a él. Curiosamente, este es el lado o el lugar donde se le suele localizar, en la mayoría de los templos en los que, años más tarde, y de una forma casual, volví a tropezarme con él. Ocurría esto, en el transcurso de algunas rutas realizadas durante los años 2010 y 2011 por dos provincias específicas: Zaragoza y Navarra.
De tal manera que, con respecto a Navarra, el Signum se localiza, qué duda cabe, en lugares especialmente interesantes, como son la iglesia de Santa María de Eunate; la iglesia de San Juan Bautista, que formaba parte de la encomienda templaria de Aberin y una de las iglesias punteras del Camino de Santiago a su paso por la provincia: la iglesia de Nª Sª de la Asunción, en Villatuerta, lugar donde el peregrino venera con gran devoción la figura de un curioso santo del Camino, San Veremundo. Fue precisamente en ésta iglesia donde el párroco, que gentilmente se ofreció a enseñárnosla por dentro, nos señaló también el Signum grabado en la portada y a la vez, nos comentó que tenía un amigo que opinaba –cierto es, que no nos especificó por qué- que dicho símbolo, era una marca templaria.
Durante 2010, y en el transcurso de una no menos interesante ruta por las Cinco Villas aragonesas, al menos, pude tropezarme con el Signum en dos de ellas: en la iglesia de San Miguel, en Biota, donde por cierto, también hay cruces paté grabadas en sus muros e incluso una, situada por encima de su portada secundaria, que todavía conserva restos de pintura roja y en Castiliscar, en la portada principal de su iglesia de San Juan Bautista.
Más recientemente, a finales de noviembre del año recién finalizado, tuve la grata sorpresa de encontrarme de nuevo con el Signum, en la imponente iglesia de un lugar de Soria, en el que no se descarta una posible presencia templaria en tiempos: Morón de Almazán. De hecho, y gracias a las gestiones de un buen amigo de Señuela –Cándido Heras- y a la especialísima disposición de don José, el párroco de Morón, tuve ocasión de visitar, a las afueras de la población, la ermita que hoy día se denomina de Nª Sª de de los Santos o de los Santos Nuevos, pero que la tradición, recogida también por Pascual Madoz, asegura que fue, allá por el siglo XIII, aproximadamente, un convento de templarios. No lo recoge, por otra parte, en la relación de doce conventos principales que, según Campomanes (1), tuvieron éstos en España, aunque sí menciona, no obstante, el de San Juan de Otero.
Por añadidura, no deja de ser interesante, cuando no significativa, la existencia de una Virgen románica, de curiosa advocación, la de la Muela, así como el dato, significativo también, de la devoción que en Morón sienten por la figura de San Juan Bautista, Patrón de la Villa, al que celebran con gran júbilo, coincidiendo su festividad con el solsticio de verano.
De la historia de Morón, caben destacar, así mismo, la presencia de figuras de especial interés, algunas de ellas relacionadas con el Temple, como la del rey Alfonso I el Batallador, que en su testamento legó todo su reino a las Órdenes Militares, el mercenario Bertrand Du Guesclin, al que algunos consideran como un neo-templario, la importante familia de los Hurtado de Mendoza y uno de los Marqueses de Camarasa cuya casa, en la actualidad reacondicionada como sucursal de Caja Duero, aún muestra unos desconcertantes grabados, que rondan la magia, la alquimia y la astrología.

 
(1) Pedro Rodríguez Campomanes: 'Dissertaciones historicas el orden y cavalleria de los templarios', Editorial Maxtor, 2008.

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