Feliz Samhain


Llámese Noche de Difuntos, Samhain o Halloween y celébrela cada uno como quiera o como mejor se adopte a su manera de pensar, de expresarse y por supuesto, de actuar. Con esto, ocurre como con aquélla famosa frase que todo peregrino podía leer en Roncesvalles, una vez dejadas atrás las nieblas de los Pirineos y que, más o menos, venía a decir así:

'La puerta se abre a todos, enfermos y sanos,
no sólo a católicos, sino aun a paganos,
a judíos, herejes, ociosos y vanos;
y más brevemente a buenos y profanos...'.

No ha de extrañarnos en absoluto, si tenemos en cuenta, que ese camino de muerte que recorre el peregrino persiguiendo el ocaso, se asienta sobre un antiguo camino pagano, donde la Iglesia tuvo buen cuidado -y acierto, hay que reconocerlo-, de cristianizar los santuarios sagrados donde aquéllos rendían culto y pleitesía a sus divinidades. De hecho, uno de los grandes mitos que formó, así mismo, parte de la increíble infraestructura eclesial montada en torno a los hipotéticos restos del Apóstol Santiago -no puedo por menos que recordar, llegados a este punto, aquella famosa disertación de Unamuno, en la que decía, imagino que mesándose con desesperación el vello ensortijado de su canosa barba de venerable catedrático, ni más ni menos, que casi toda la tradición tradicionalista de España, la de los falsos cronicones, es superchería; superchería bajo un mítico Santiago -embuste de Compostela- en cuyo día se esperó este año...¡otra superchería!. Porque se nos quiere hacer vivir de mentiras, señor, de mentiras. Y a lo mejor -que es lo peor- creen en ellas alguien, señor, las cree..¡el muy frívolo!. Y esto no tiene remedio...-, fue el de la figura de los Custodios del Camino. E históricamente, no cabría errar si se afirma que no los hubo mejores -lo siento, no obstante, por los cambeadores de Álvaro Cunqueiro, muchos de los cuales fueron a entregar sus huesos al camposanto de Vilar de Donas-, que los caballeros templarios. 


Para bien o para mal, era inevitable, sin embargo, que dada su trayectoria histórica, las acusaciones que se vertieron sobre ellos, la supresión de la Orden por herejía y la ejecución en la hoguera de sus máximos dirigentes, que la posterior leyenda negra diera sus frutos en un campo abonado, primero con un alarde de fantasía e imaginación en la extensísima literatura que se creó con posterioridad, donde posiblemente todo el mundo recuerde la terrorífica leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer y después, en ese denominado Séptimo Arte que es el Cine, donde también hubo actores españoles, especialistas en el género de terror aunque profetas en escenarios lejos de su tierra, como Jacinto Molina -Paul Naschy-, que también se acordó de ellos en sus representaciones macabras. Sea como sea, y vuelvo a repetir, celébrelo cada cual como mejor guste o le convenga, la ocasión la pintan calva para desearles, desde la parte de sangre celta que corre por mis venas, un feliz ¿y por qué no? terrorífico Samhain.


Comentarios

Alkaest ha dicho que…
Aunque sea con algo de retraso, te deseo lo mejor para el nuevo ciclo cósmico. Que esta simbólica fecha, sea quien sea que la presida: espíritus del otro mundo, genios de la tierra, trasgos del boque, o xanas de las fuentes, te sean propicios y te den energías renovadas a la hora de afrontar las dificultades de la vida.

Salud y fraternidad.
juancar347 ha dicho que…
Muchas gracias, Magister. Un fuerte abrazo

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