Templarios en Villaviciosa: San Andrés de Bedriñana
Situado en las proximidades de Villaviciosa, dentro de una zona natural de increíble belleza denominada Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa -el seguimiento de cuya ruta, encamina los pasos del viajero hacia pinturescas poblaciones de añeja constitución marinera, como San Martín del Mar, El Puntal o Tazones- se localiza, escondido entre montes, huertos y valles, el pequeño pueblecito de Bedriñana.
La iglesia de San Andrés -santo de especial relevancia en la región, cuando no en el Principado, hermano de Simón Pedro, y conocido, también, como el Protocletos o Primer Apóstol- se localiza algo apartada del pueblo, entre parcelas de verde hierba y floridos huertos en los que prevalece el fruto típico de la región, la manzana, origen de una bebida de carácter poco menos que universal: la sidra.
Señal evidente del orgullo y la preocupación que los habitantes de Bedriñana sienten por su milenaria iglesia parroquial -no en vano, desde luego, está merecidamente catalogada como Monumento Histórico-artístico- es el pequeño paseo adoquinado que conduce hasta su planta, donde destaca la monumental espadaña, añadida con posterioridad.
Como huella de su cuna, netamente prerrománica, conserva bajo ésta, una artística celosía, realizada -como sus homólogas de San Julián de los Prados o San Miguel de Lillo, por poner un ejemplo- en piedra arenisca de una sola pieza, que muestra motivos circulares, entre los que destacan, con una evidencia algo más que palpable, un gran número de espirales, símbolo conocido y utilizado por culturas anteriores, como la celta -de fuerte arraigambre en la región- y la visigoda.
Otros signos evidentes de su primigenio prerrománico, los encontramos en los tres ventanales que se se sitúan por encima de su pórtico de entrada, de constitución sencilla -quizás, demasiado- y carente por completo de ornamentación. La fachada, orientada al este, está protegida por un entarimado de madera cuyos pilares, a juzgar por el saludable aspecto que denotan, incitan a suponer una no muy tardía restauración. De similar manera, los motivos decorativos de las ventanas -en las que se aprecian dos pequeñas columnas- además de mostrar las espirales a que antes hacíamos referencia, muestran también motivos característicos del arte visigótico.
Por el contrario, en la fachada situada en el lado oeste, destaca una ventana de similares características a las anteriores, así como otra que evidencia una posterior influencia románica. Es precisamente en ésta fachada y haciendo esquina con el cuerpo de la espadaña, donde sobresale una especie de ménsula pétrea, en cuyos extremos se aprecia una estrella de seis puntas -la popular flor de la vida- y otro motivo que parece una cruz.
No se aprecian otro tipo de evidencias -al menos exteriormente- que demuestren o avalen la presencia de los templarios en el lugar. Pero no sería totalmente descabellado llegar a esa suposición, si tenemos en cuenta que eran ellos precisamente los que disponían de los medios pecuniarios y el conocimiento gremial, y Bedriñana queda situado en una zona de especial relevancia, en las cercanías de uno de los principales puertos del Cantábrico -Tazones- el cuál es de suponer que constituyera una vía de comunicación de primero orden para estos monjes-guerreros, cuya organización contaba, además, con una de las flotas más poderosa de la época, sobre cuyo destino, después de la fatídica fecha del 13 de octubre de 1307, se han escrito, también, verdaderos ríos de tinta.
Comentarios
Mágicos lugares los de la tierra Astur, con templarios o sin ellos.
Pero haberlos ailos...
Salud y fraternidad.