Luna: iglesia de San Gil. ¿To be or not to be? ¡That's is the question!
Ferrán Marín, vecino de Luna, y miembro de una asociación cultural preocupada por el rescate y la conservación del patrimonio histórico-artístico de la región, no duda en comentar cuantas cuestiones relativas al pueblo y su entorno se le plantean. De hecho, fue un excelente cicerone durante nuestra breve visita, detalle que no tiene precio y que quiero agradecer públicamente. Cuando la conversación deriva hacia el Temple -una vez abiertas las puertas de la iglesia de San Gil- Ferrán comenta que, aunque los templarios tuvieron posesiones en Luna, no se les atribuye, sin embargo, ninguna iglesia entre ellas. Sí es cierto, añade a continuación, que se supone que en los alrededores existió una encomienda o una granja, cuyos restos aún no se han localizado.
Y no es de exrañar, porque Luna y sus alrededores, aún mantienen férreamente ocultos infinidad de secretos. Como, por ejemplo, la ubicación exacta del despoblado de San Quintín, cuyos restos, incluído el cementerio, son difíciles de localizar monte arriba, seguramente invadidos por una vegetación que, en determinados lugares, y a juzgar por las vistas, se convierte poco menos que en selva pura y dura. De allí procede una hermosa talla gótica, que se conserva actualmente en la cripta de la vecina iglesia de Santiago: la Virgen del Alba.
Curiosa advocación -coincido con los planteamientos de Ferrán- teniendo en cuenta que en el pueblo existe otra Virgen, cuya denominación es 'de la Aurora', y muchas, de tales advocaciones, junto a otra no menos singular, la de la Estrella, suelen esconder en su trasfondo curiosas leyendas, no menos curiosas tradiciones, e incluso la fundación de ciudades.
Ahora bien, existen una serie de elementos en esta iglesia de San Gil -circunstanciales, también es cierto- que, no obstante, y a mi juicio, bien merecen tenerse en cuenta. Tales elementos, se resumen en la proliferación de caballeros que sobresalen en la temática de sus capiteles -incluído el atlante superviviente y decapitado de la puerta, al que muchos identifican precisamente con un caballero templario- y por supuesto, en esa sorprendente y oculta cruz templaria, difícil de vislumbrar, pues se encuentra hábilmente disimulada al fondo de la nave, en lo más alto del último capitel.
Singular, así mismo, resulta ese otro capitel que muestra a un grupo de soldados muertos, es de suponer que en combate, cuya disposición parece ritual y cuidadosamente realizada, que bien pudiera corresponder a miembros de la Milicia de Cristo; incluso del Hospital, o quizás, por qué no, de cuaquier otra orden de caballería, pero que me resulta especialmente sospechosa, por cuanto Aragón, como Navarra, fueron en tiempos reinos de fuerte presencia y relevancia de los primeros.
En resumen: como decía al principio, no son, si no, planteamientos circunstanciales que, si se ha de ser objetivo, no aportan una documentación que los avale; pero también es cierto, que podrían constituir débiles resquicios de una historia olvidada en las cenizas de una injusta supresión.
Sea como sea, al menos de una cosa sí que estoy seguro. Y es de que éste templo, así como el templo vecino de Santiago -probable lugar de peregrinación en tiempos- bien merecen -independientemente de sus orígenes y asociación- un profundo respeto y una no menos profunda admiración.
Singular, así mismo, resulta ese otro capitel que muestra a un grupo de soldados muertos, es de suponer que en combate, cuya disposición parece ritual y cuidadosamente realizada, que bien pudiera corresponder a miembros de la Milicia de Cristo; incluso del Hospital, o quizás, por qué no, de cuaquier otra orden de caballería, pero que me resulta especialmente sospechosa, por cuanto Aragón, como Navarra, fueron en tiempos reinos de fuerte presencia y relevancia de los primeros.
En resumen: como decía al principio, no son, si no, planteamientos circunstanciales que, si se ha de ser objetivo, no aportan una documentación que los avale; pero también es cierto, que podrían constituir débiles resquicios de una historia olvidada en las cenizas de una injusta supresión.
Sea como sea, al menos de una cosa sí que estoy seguro. Y es de que éste templo, así como el templo vecino de Santiago -probable lugar de peregrinación en tiempos- bien merecen -independientemente de sus orígenes y asociación- un profundo respeto y una no menos profunda admiración.
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