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Mostrando entradas de agosto, 2011

El Mito Templario del Monsacro: Primera Parte

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S egún narra Mario Roso de Luna (1), mediado el siglo XX, aún se comentaba, en las tabernas aledañas al puerto del pinturesco pueblecito costero de Cudillero, la leyenda de que el espíritu del alemán de Corao había sido visto embarcando en un navío templario de velas blancas y negras -como los colores del estandarte, enseña o bauceant de estos aguerridos milites Christi -, con rumbo a Irlanda. En realidad, no es mucho lo que se sabe de éste enigmático personaje, salvo algunos detalles, incluido el proyecto basilical de Covadonga -posteriormente modificado- que apuntan, no obstante, a un interés más que vital por la trayectoria existencial de ésta emblemática Asturias; una Asturias considerada, con todo merecimiento, la cuna de la Reconquista española. Una Asturias de trayectoria ancestral, prácticamente desconocida, que hunde profundamente sus raíces en una Protohistoria que se nos presenta, cual Jano bifronte, enmascarada, oculta en lo más recóndito de su primigenia esencia. Esta es

El Cristo del Relicario de Teverga

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'¡Qué placer el poder hablar libremente como hombre y viajar como poeta por el infinito del Misterio sin ese equipaje odioso de las demostraciones...'. [Mario Roso de Luna (1)] L a presente entrada, no pretende dar absolutamente nada por sentado. Mi única intención, no es otra que la de sugerir, velada e hipotéticamente, algunas similitudes que pueden resultar interesantes, espero, cuando no sospechosas de . Bucear en los avatares de una Orden de la historia y características del Temple, conlleva arriesgarse a adentrarse, con todas sus consecuencias, en profundidades abismales, a día de hoy tan desconocidas como ese infinito Universo, alguna de cuyas claves apenas comienzan a ser apenas entrevistas por telescopios de última generación, tipo Hubble. S i la presencia documental del Temple en la Península Ibérica resulta ya de por sí deslabazada y escasa -varias de las órdenes rivales y posteriormente herederas, ya tuvieron buen cuidado de hacer desaparecer no sól