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Mostrando entradas de junio, 2011

El Cañón de los Templarios

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V isto desde este tradicional mirador de la Galiana , sólo cabe un adjetivo para definirlo: impresionante. Esta falla antediluviana, que se extiende a lo largo de una treintena de kilómetros por las provincias de Soria y de Burgos, alberga, en lo más profundo de su corazón, una de las joyas más emblemáticas y a la vez más misteriosas de cuantas nos ha legado la que posiblemente fue la más importante y mediática de las órdenes de caballería medievales: la Orden del Temple. Desde ésta posición, la ermita templaria de San Bartolomé no se advierte, aunque también es cierto que aquéllos que conozcan la zona, pueden situarla mentalmente sin dificultad entre los farallones y la arboleda que se advierte al fondo y a la derecha, siguiente la carreterilla que se desvía en dicha dirección, junto al puente bajo el que discurre el río Ucero, cuyo nacimiento se localiza algunos metros más arriba. H acia la izquierda, es fácil observar el Centro de Interpretación y la piscifactoría, y más allá, enhie

Templaria parece, moderna es

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A ntiguamente, se tropezaba uno con ella al comienzo de la carretera que, al pie del Monte de las Ánimas conduce al antiguo monasterio de San Juan de Duero y una quincena de kilómetros más adelante a Almajano. Desde esta población, y poco menos que a tiro de piedra, si se me permite la expresión, se accede a algunas poblaciones no exentas de interés, aunque fatalmente visitadas por toda clase de expoliadores, como Renieblas, Narros, Suellacabras y algo más adelante, El Espino, las ruinas de San Adrián y el despoblado de Masegoso. L a piedra en cuestión, se encuentra a la entrada de una tienda de artesanía y productos típicos sorianos que, curiosamente, suele permanecer más tiempo cerrada que abierta. O al menos, eso es lo que me ha parecido, pues de las numerosas veces que he pasado por allí, no recuerdo haberla visto abierta nunca. Esto suele ocurrir, generalmente, los fines de semana. S u visión, causa admiración en un primer momento. Y no es para menos, pues, observando