Entradas

Mostrando entradas de abril, 2017

Levinus Memminger: ¿un caballero templario del siglo XV?

Imagen
O tro motivo para ejercitar libremente el derecho a la especulación, como hacíamos en la entrada anterior sobre ese posible recuerdo de una nave templaria utilizado como motivo decorativo en una loza del siglo XV procedente de Reus, Tarragona, podemos encontrarlo en un interesante cuadro de un maestro alemán, Michael Wolgemut, también de los siglos XIV-XV, que lleva por título Retrato de Levinus Memminger . El autor, al parecer, procedente de Nüremberg –ciudad famosa, entre otras cosas, por los monumentales desfiles nazis y por haber sido allí, en consecuencia, donde los Aliados decidieron celebrar los juicios en los que se juzgó a muchos de los principales jerarcas nacionalsocialistas que no consiguieron huir ni suicidarse tras la caída de Berlín en 1945-, realizó la obra hacia el año 1485, presumiblemente por encargo. Memminger fue un personaje real. Y según los escasos datos que circulan sobre él, al menos por la Red, desempeñó, curiosamente, el oficio de juez, también en ésta m

Loza de Reus con nave templaria

Imagen
C ontinuando con el mundo de las anécdotas y amparándome en ese privilegio que proporciona siempre aquél eterno burlón que es el genio inquisitivo de la especulación, y de manera similar a como en la entrada anterior exponía esa, cuando menos curiosa circunstancia, relativa a la coincidencia de los colores ajedrezados del estandarte de Almanzor, los mismos que con posterioridad adoptaron los caballeros templarios para su famoso beauceant , no deja de sorprenderme el hallazgo de una no menos intrigante loza o plato, que no hace mucho tiempo descubrí casualmente, cuando husmeaba como un sanguino hurón –en realidad, iba buscando ciertos detalles relativos a determinados maestros flamencos, ajenos, cuando menos y que yo sepa, a la Orden del Temple y su mediática historia-, deambulando prácticamente en solitario por los claroscuros de unas salas inusualmente silenciosas y con apenas visitantes para ser un día festivo, situadas en el corazón de ese osario histórico-artístico a gran escal

Covarrubias, Almanzor y los colores del Temple

Imagen
C ovarrubias es un pozo de sorpresas. No sólo como parte fundamental de esa al-qila sarracena o los castillos, palabra de la que probablemente derive el término de Castilla y que define un elemento primordial en ese legítimo afán por recuperar una posición perdida en buena parte por los defectos de una nobleza, la visigoda, que invitaron al agareno poco menos que a desfilar triunfalmente ante las puertas abiertas de un pueblo cansado de regicidios, violaciones, facciones encontradas, traiciones y derechos pisados por los cascos de los caballos, pero que a la vez parió los primeros conceptos de un sentido pensamiento nacionalista, que llevaría al nacimiento de héroes y situaciones, que aún cargadas de exagerada y conveniente propaganda - Deus lo vult -, lograron que historia y leyenda se fusionaran, hasta conseguir las más inmortales de las épicas. Tal es el caso del conde Fernán González y las veraces confrontaciones -verdaderos thrillers de aquélla Baja Edad Media-, que protagoni