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Mostrando entradas de junio, 2013

El Peto de Ánimas: una rareza de San Pedro da Mezquita

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N o deja de ser curiosa, por denominarlo de alguna forma, la manera con la que, en el Norte de la Península, sobre todo, se generalizaron este tipo de objetos de culto, que también de alguna manera, ocultan ciertos remedos de recuerdos ancestrales, paralelamente revestidos piedad y superstición. Son los denominados petos de ánimas, los cuales, junto con los cruceiros e incluso con los santuarines -pequeñas capillas, de ánimas también, que en su tiempo fueron bastante populares en los pueblos-, que en su justa medida, ofrecen una visión cuando menos apasionante, al menos desde un punto de vista antropológico y cultual, que abre algunas interesantes perspectivas, sugiriendo, a la vez, aunque de un modo anónimo y en muchos casos, personalizado -como sería el presente-, la continuidad de esas corrientes subterráneas que circulaban en el sentimiento popular y que, tildadas o no de lirismo folklórico, constituyen, a su manera, una parte primordial de ese rico conjunto monumental, al que

San Pedro da Mezquita: suspicacias y probabilidades (Segunda Parte)

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‘El lenguaje y la “gente” del inconsciente son símbolos, y los medios de comunicación son los sueños’. [C.G. Jung (1)] C ontinúa siendo un completo enigma, pues, el motivo por el que el cantero quiso hacer un guiño hacia el norte, en dos de los tres Agnus Dei, que posee este templo de San Pedro da Mezquita -caso único, al parecer, en todo el románico de Galicia- y más si se tiene en cuenta que el norte era considerado, sobre todo en la Edad Media, un lugar poco menos que yermo y maldito, al que se identificaba, generalmente, con la figura del Diablo (2); una dirección, de donde se pensaba que provenían todos los males que azotaban a la humanidad, incluidas las terribles incursiones vikingas que arrasaban las costas cantábricas, penetrando en ocasiones hasta el interior. Tal es así, que en los claustros de los monasterios, la zona norte solía ser aquella que permanecía casi todo el día en sombra y resultaba, por lo tanto, la más fría y desapacible, sobre todo en invierno.

San Pedro da Mezquita: suspicacias y probabilidades (Primera Parte)

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'Las Leyes de la Vida dicen: "busca y encontrarás"'. [T. Lobsang Rampa (1)] G eneralmente, cuando la documentación histórica brilla por su ausencia, o en su defecto, simplemente escasea y resulta, además, insuficiente, se hace necesario recurrir a la tradición popular -tan denostada hoy en día por historiadores e investigadores, aunque no ocurría lo mismo en épocas pretéritas, cuando se intentaba hacer una Historia general de España lo más aproximada posible, aprovechando hasta el último resquicio de información-, a la similitud en los detalles e incluso a las coincidencias entre unos y otros, para elaborar, en base a la probabilidad, hipótesis de trabajo que no dejan de ser, en el fondo, sino meras suspicacias con posibilidades de veracidad. En base a ello, se podría relacionar, sin perder por un instante la coherencia -e incluso admitir el error, si fuera necesario- esta interesante iglesia de San Pedro, situada en el pueblecito orensano de A Mezquita, en