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Mostrando entradas de febrero, 2014

Vírgenes Negras de Madrid: la Virgen de la Flor de Lis

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‘Nuestra Señora ha sido el comienzo de nuestra religión y en Ella y en su honor residirá, si así lo quiere Dios, el fin de nuestras vidas y el fin de nuestra religión, cuando plazca a Dios que así sea…’. (1) P osiblemente, hoy en día sea una de las referencias marianas más antiguas de Madrid, pero también, una de las más desconocidas por el público en general. No obstante, hubo un tiempo en el que su culto llegó incluso a rivalizar con las dos Vírgenes Negras que se reparten las mayores devociones del pueblo madrileño: la Virgen de Atocha y la Virgen de la Almudena. Unida en parte a la historia de ésta última, sus orígenes tampoco están nada claros, hasta el punto de que existen numerosas divergencias al respecto entre los historiadores. Sí se sabe, no obstante, que estuvo durante siglos en una de las diez parroquias intramuros que existieron en la antigua Magerit: la de Santa María, iglesia que ocupó un solar cercano al lugar en el que, con posterioridad, y en las inmediac

Castrojeriz: las misteriosas ruinas del convento de San Antón

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‘…Los antonianos se mantienen en el Camino, pero lejos de la masa y de la curiosidad. No intervienen en asuntos políticos ni militares, ni permiten que se sepa de ellos más allá de esa media filiación que aparece en las escasas historias que los mencionan. Y cuando desaparecen, allá a fines del siglo XVI, se van con la misma silenciosa discreción con la que llegaron. Un buen día ya no estaban donde siempre, su convento se había quedado vacío, solitario. Ningún obispo ni ninguna orden reclamó su herencia…’ (1). S iguiendo la trama de la argumentación de Juan García Atienza, elegida como introducción a la presente entrada, se puede decir, en parte, que la historia de este asombroso lugar podría continuarse, en vista a lo que se puede contemplar de él en la actualidad, alegando que, si bien ni obispos ni tampoco otras órdenes lo reclamaron para adaptarlo a sus fines e inventarios –cosa que ya de por sí llama mucho la atención-, sí hubo, no obstante, dos herederos conocidos que